InfoBAE - Es por el desarrollo de la tecnología, la consecuente aparición de nuevos artículos electrónicos, cierta fiebre consumista y el afán por mantenerse actualizado. Los más tóxicos y sus consecuencias.
La mayoría de esos aparatos electrónicos tiene algunos componentes contaminantes, que no son tratados con los cuidados que ese tipo de materiales requiere.
Ante tanta demanda de elementos electrónicos –llámese televisores, heladeras, computadoras, entre otras-, también aparecen los desechos que esos mismos componentes generan.
Para finales de 2006, la llamada "basura electrónica" sumó 35.000 toneladas, pero ahora esa cifra se triplicó y cada argentino desecha al año 2,5 kilos de residuos, de acuerdo con los informes y tendencias que manejan la Secretaría de Industria para electrodomésticos, informática y telecomunicaciones y la Cámara de Máquinas de Oficina.
"Nos tapa y, a veces mata, de a poquito. La basura electrónica es un verdadero problema del siglo XXI. Nos volvimos electrónicos, en el trabajo, la oficina o el hogar; pero no queremos asumir la responsabilidad del posconsumo de los aparatitos y servidores que nos hacen la vida más fácil", señaló el biólogo Gustavo Protomastro de la consultora la consultora Ecogestionar/e-Scrap.
En el mundo desarrollado y varios países emergentes, la basura electrónica no puede ser desechada en basurales o rellenos sanitarios (CEAMSE). En la Argentina existen empresas como Scrapex, que se dedica al reciclaje de este tipo de residuos.
Por ley, y porque tirar equipos electrónicos a la basura contamina y daña la salud ambiental, se trabaja en separar éstos desechos del resto de la basura doméstica.
Mientras los componentes eléctricos y electrónicos estén en los equipos, no hay riesgo para la salud ni el ambiente. El problema es cuando se tiran a los rellenos sanitarios, basurales clandestinos o quemas, y todos los componentes peligrosos se liberan y migran por el ambiente contaminando.
Algunos productos electrónicos contienen "altos niveles de sustancias tóxicas, como plomo, cromo o cadmio, que los convierte en residuos peligrosos y deben ser manejados de acuerdo con requerimientos normativos específicos, como normas de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente".
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